viernes, 21 de febrero de 2014

Fractura de codo y obesidad infantil.

Recomenzar. Así se llama mi nueva carpeta en el ordenador, en la que guardo los esbozos de mi reciente proyecto profesional. Me ha parecido un título idóneo porque la vida a veces se empeña en ser un continuo recomenzar. Se me antoja que es importante cuidar el próximo paso, pero que se debe de mirar siempre al horizonte; como esa fina línea inalcanzable que se puede ver desde el faro de Fisterra, en el que intuyes que al otro lado tienes el Reino Unido, o si tanta sal no te abruma, el continente americano, y si te recreas en los detalles, hasta la preciosa Cuba (la llamada perla del Caribe). Y si de recomenzar se trata, recomencemos pues con las actividades del blog, al que cómo os habréis dado cuenta, hemos tenido un tanto descuidado en los últimos meses.


Desde sus inicios, en repetidas ocasiones hemos insistido en la importancia de combatir la epidemia creciente de obesidad infantil y los males asociados a la misma como la diabetes tipo II, la que ha dejado de ser prácticamente desconocida para convertirse en un verdadero reto para profesionales sanitarios, padres y sociedad en su conjunto.

En otro orden de afectaciones relacionadas con el excesivo peso en la infancia, ahora un estudio ha revelado que los niños obesos tienen una mayor propensión a sufrir fracturas de codo más complejas (con desplazamiento completo o líneas múltiples de fracturas) y presentan más complicaciones tras la cirugía que los niños con peso adecuado. Este tipo de fractura puede ocurrir tras algo tan sencillo y común como caerse sobre el brazo extendido estando de pie al jugar.

Los autores previamente habían referido que niños con sobrepeso que se rompen el fémur tienden a requerir una cirugía más extensiva y a sufrir más complicaciones que los niños de peso normal. Aunque no se ha demostrado causalidad entre la obesidad infantil y la aparición de fracturas, la relación entre ambas deja poco margen a las dudas.

El estudio publicado recientemente en Journal of Bone and Joint Surgery enfatiza en la necesidad de que los niños hagan ejercicio físico en la cantidad adecuada y sean alimentados correctamente para que puedan adquirir aquellos nutrientes que les permitan tener una estructura ósea óptima y una complexión fuerte y sana.

Esto implica un cambio aún mayor en la conciencia social al respecto. Es importante que se vele desde el hogar, y posteriormente en los colegios, la alimentación infantil y la educación de los niños en temas relacionados con la vida sana. Crear unos hábitos correctos en este sentido es más fácil que corregir los incorrectos cuando ya están muy acentuados. Cuando veo un niño pequeño (casi de brazos aún) comiendo gusanitos y otros “venenos” y bebiendo refrescos azucarados y con gas... dados por los padres, no me queda más que pensar en el daño que le están haciendo; ya no por la ingestión momentánea del producto en sí, sino por el hábito que le están creando al darles a consumir sustancias que están presentes en ese tipo de “comestible” (que NO alimento) que son altamente adictivas.

Sin el ánimo de extenderme, porque no es un tema a agotar en un solo artículo, quiero terminar con una reflexión. Los niños, esos a los que José Martí llamó “la esperanza del mundo”, requieren crear unas bases fuertes desde temprana edad. Ellos deben crecer en un ambiente sano y es importante que se identifiquen desde pequeños con hábitos saludables que les permitan tener la robustez física y psíquica que su actividad presente y futura demanda. Es nuestra responsabilidad ineludible como sociedad protegerlos y educarlos, también en lo que respecta a su salud, sin olvidar que son niños.    
 

Fuente: Journal of Bone and Joint Surgery, news release, Feb. 10, 2014


Artículos relacionados:




Aviso Importante: Toda la información mostrada procede de diferentes fuentes científicas y de la experiencia acumulada en el ejercicio de nuestra profesión, y tiene la finalidad de orientar en lo que puede hacer el estilo de vida y el uso de ciertas terapias naturales por tu salud. En ningún caso pretende reemplazar el consejo o la prescripción de un profesional de la salud. Es tu responsabilidad asesorarte y respetar el criterio de tu médico de cabecera y/o especialista en lo que se refiere al seguimiento de un tratamiento en particular o la adopción de una terapia natural complementaria o alternativa.

No hay comentarios:

Publicar un comentario