Por increíble que parezca, la
Vida ha dado lo más esencial a todo el mundo; más allá de su condición
económica, social o cultural.
Pondré un ejemplo a modo de
demostración de lo anterior, antes de entrar en la materia propia de este
artículo. Hace referencia al campo de la educación.
Uno pudiera pensar que el
desarrollo de la inteligencia en un niño va a depender fundamentalmente del
nivel económico de sus padres, por cuanto podrán darle los mejores profesores y
colegios para su formación académica. Pero esto no es así. De hecho, en la zona
del planeta donde vivo, se ha detectado
una enfermedad que llaman “el mal del emperador”, que consiste en que muchos
jóvenes de clase media-alta, pegan a sus padres. Lo curioso del caso, es que
éstos no logran comprender el por qué de su actuación, porque a su modo de ver,
¡siempre se lo han dado todo! Es decir, les han dado los mejores colegios, les
han comprado los mejores teléfonos de última generación, la más moderna video-consola,
los han mandado a la piscina, al kárate y al profesor de piano, y sin
embargo,... Les han dado todo, menos su tiempo, ese encuentro maravilloso, que
responde al nombre de amor. Y el amor, si hacemos caso a los modernos enfoques
psicológicos en la materia, es el mejor instrumento para que un niño crezca
inteligente y feliz. Y mis amables lectores estarán de acuerdo, que el amor no
se compra, ya que viene “de serie” en
el centro del corazón de todo ser humano. Sólo hay que usarlo.
En el campo de la salud, también
lo esencial ha sido puesto al alcance de todo ser humano; más allá de las
estrategias de venta de las grandes compañías farmacéuticas cuya publicidad
pretende demostrar que sólo tomando sus productos podemos mantener una vida
equilibrada y sana.
En las civilizaciones antiguas,
había una costumbre que sería bueno recuperar. Todo el mundo tenía un
conocimiento básico acerca de las plantas que la madre naturaleza en su
generosidad, había puesto a nuestro alrededor para alivio de dolores y enfermedades. Conocían el momento
adecuado de recogerlas y también cuáles eran sus propiedades más importantes.
Era esa una manera sencilla, barata y al alcance de la mano que todo el mundo
tenía.
Pero todavía existe un método
para sanar más cómodo y barato: nuestro cuerpo.
La Medicina Tradicional China
descubrió hace miles de años, la existencia de unos lugares en nuestro
organismo que solemos conocer como puntos de acupuntura y conjuntamente con su
lugar de ubicación, también encontró y desarrolló sus propiedades. Éste que hoy
nos ocupa es conocido como P7 (el siete del meridiano de pulmón).
Se encuentra muy próximo a la
apófisis estiloides del radio, entre el tendón extensor del pulgar y el borde
del radio. Al cruzar los dedos índices y pulgares de las dos manos y colocar el
índice de una mano en la apófisis estiloides del radio de la otra mano, el punto
está en la depresión, justamente por debajo de la punta del dedo índice (en
China llaman a esta técnica “boca de tigre”). Es un punto muy potente y que si
utilizamos correctamente, con muy poco trabajo podemos lograr atravesar el
invierno,... ¡sin un catarro!
¿Cuándo actuar sobre el punto?
Cuando estornudes.
El cuerpo siempre avisa del
peligro; y el estornudo es su manera de decirnos, que algo que no es bueno (en
lenguaje de la M.T.Ch. podría ser un viento-frío, y en lenguaje occidental un
virus), está intentando atravesar nuestras defensas. Y como no le solemos hacer
caso, incluso suele encadenar una serie importante de estornudos, para
avisarnos del peligro. Es en ese momento cuando hay que actuar sobre el punto.
¿Cómo activar sus propiedades?
Mediante una fricción muy fuerte,
que ponga la zona del punto “coloradita”. Esto es en M.T.Ch., una técnica de dispersión; mediante la misma, se consigue lograr que el
agente agresor... ¡se vaya! Como es bilateral, debe hacerse en ambos brazos.
Trabajo en un centro público de
enseñanza en el que casi siempre, no importa la época del año, hay algún chico
tosiendo. No voy a entrar en este artículo en las causas que hacen que nuestros
jóvenes sean cada vez más propensos a enfermar, pero la realidad es la que
acabo de exponer. Cuesta encontrar un día a lo largo del curso escolar, en el
que la atmósfera del recinto no esté sobrecargada con los patógenos que algún
amable alumno ha tenido a bien traer al aula, para compartir con los demás
usuarios de la misma.
Ante tal circunstancia, he optado
por enseñar a mis jóvenes alumnos, esta estragia de la M.T.Ch. para potenciar
sus defensas; pudiendo constatar frecuentemente como los resultados de la misma
iban mucho más lejos de las expectativas que previamente tenía. Es por eso por
lo que he decido compartirlo en el blog
de Quintaesencia, donde tanto Hélade como yo intentamos promover una cultura de
la salud que esté propiciada por elementos más naturales y afines a la
condición humana.
Pruébalo cuando
estornudes y verás como es posible lograr un invierno sin catarros mediante
esta simple técnica de dispersión.
Manuel Ures, Ldo. en Filosofía.
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Aviso Importante: Toda la información mostrada procede de diferentes fuentes científicas y de la experiencia acumulada en el ejercicio de nuestra profesión, y tiene la finalidad de orientar en lo que puede hacer el estilo de vida y el uso de ciertas terapias naturales por tu salud. En ningún caso pretende reemplazar el consejo o la prescripción de un profesional de la salud. Es tu responsabilidad asesorarte y respetar el criterio de tu médico de cabecera y/o especialista en lo que se refiere al seguimiento de un tratamiento en particular o la adopción de una terapia natural complementaria o alternativa.
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