Melitos de zanahoria, jengibre y cebolla. |
El melito es una solución líquida, con la apariencia de un jarabe, pero en el que se sustituye el azúcar por miel como disolvente de los principios activos que queremos extraer de una planta medicinal dada.
- En la actualidad se le llama melito también a mezclar la miel con aceites esenciales de plantas. En este caso se está empleando ésta como vehículo para consumir el aceite esencial que está indicado por vía oral y que de todos modos habría que disolver para poderlo tomar, pero esto no es melito. El verdadero melito es cuando se deja extraer con miel los principios procedentes de las plantas medicinales.
- No se debe confundir los melitos con las mieles monoflorales, son cosas diferentes.
- La miel es un producto biológico complejo elaborado por las abejas (Apis mellifera). Tiene consistencia viscosa, olor grato y sabor dulce aromático en dependencia de las especies de plantas predominantes en el sitio en el que se obtiene. Además de gran cantidad de azúcares, aporta vitaminas, aminoácidos, enzimas y minerales, entre otros. Es un producto noble pero se altera y pierde en gran medida sus propiedades nutritivas y curativas si es expuesta por algún tiempo al calor, la luz y la humedad. Aunque los consumidores suelen demandarla líquida, no cristalizada, la verdad es que para que se mantenga así se le practica casi siempre un procedimiento de calentado (que no se debe realizar por encima de aproximadamente 40 grados porque se desnaturalizan sus componentes vivos). La mejor miel es aquella que se ofrece en estado cremoso con procesos que evitan el calentamiento, envasada en vidrio color ambar, topacio, o que no haya estado expuesta a la luz.
Según la Farmacopea Española IX el melito simple oficinal se elabora con miel, agua y caolín, e implica calentar hasta ebullición, filtrar en caliente y evaporar el filtrado hasta que el líquido hirviente tenga una densidad dada. Con el melito simple se preparan diferentes melitos compuestos.
Sin embargo, hoy te propongo un modo casero de preparar un melito de...
de lo que tú quieras. Yo los suelo preparar habitualmente de zanahoria,
cebolla, ajo,... y “mi melito estrella”: el de jengibre. También se pueden
hacer de pétalos de flores, frutas, etc.
¿Cómo
procedo? De la manera más sencilla que puedas imaginar.
Lavo
bien la parte de la planta medicinal que voy a usar (droga vegetal), seco, pelo
si es preciso (en los casos que mencioné, siempre, a excepción de la zanahoria
si procede de la agricultura ecológica) y troceo en láminas finas o rallo.
Mezclo la droga vegetal así preparada y la miel (aproximadamente a partes iguales peso : volumen)
en un recipiente de vidrio con tapa. Para que te orientes, que la miel apenas
cubra completamente lo que emplees para preparar el melito. Al rato de estar
así, empezarás a observar que aparecer una solución líquida: ese es
el melito. Yo invierto el recipiente de vez en cuando porque la tendencia
natural es a que la miel se deposite en el fondo, por ser más densa y la
solución acuosa ascienda como si de exprimir un suero se tratara (se puede observar en la fotografía). 24 horas
suelen bastar para que esté listo. Al cabo de ese tiempo, sentirás que al
destapar el recipiente el líquido exudado huele, sabe y hasta en ocasiones adquiere el
color de la materia prima utilizada. Puede colarse para reenvasar el líquido
(melito). Yo no suelo hacerlo. El sólido utilizado no hay que tirarlo: ajo y
cebolla parecerán caramelizados, la zanahoria es riquísima (recuerda al dulce
que se hace imitando al de coco), y del jengibre qué quieres que te diga... el
jengibre está buenísimo (si te van los gustos intensos el jengibre es para ti).
Como
puedes ver, aquí no hierves la preparación con lo cual te vales de los
principios medicinales de la planta en cuestión y de las estupendas propiedades
de la miel más allá de su exclusivo uso como edulcorante y disolvente, es una
ventaja con respecto a los jarabes con azúcar.
Los
melitos son excelentes vehículos para preparaciones estomatológicas y bocofaríngeas, pero además son excipientes para múltiples
principios activos con diferentes acciones farmacológicas, y algo muy
importante, perfectamente aceptados por los niños.
Melito
de Zanahoria:
Usado
tradicionalmente en Galicia para catarros, resfriados y males de garganta; ciertamente
es inmunoestimulante (aumenta las defensas naturales contra agentes patógenos).
Además es antidiarreico, vermífuga (contra cierto tipo de parásitos), tiene
acción vitamínica útil para la vista, piel y mucosas, es alcalinizante, estimula
el crecimiento y la dentición entre otras acciones. Puede ser usado en niños
desde meses de edad.
Melito
de Jengibre:
El
jengibre es ancestralmente usado en la Medicina Tradicional China, según la cual calienta el “yang” de bazo y riñón, por lo que da energía. El melito conserva y
potencia esta característica. Me consta y además es muy útil para calentarnos en
invierno. Ayuda a la digestión, estimula la circulación, reduce el “jet
lag”, evita las náuseas, es antiemético (reduce los vómitos producidos en
ciertas personas por viajar, siendo más activo que fármacos usados para
combatirlos). También tiene efectos antiinflamatorios, antipiréticos y analgésicos
en casos de artritis, cefaleas y dolores musculares. Alivia los síntomas del resfriado
y la gripe. Puedo dar testimonio de muchas de estas acciones, pues lo uso y
recomiendo habitualmente.
¿Te
animas a probarlos? Eso sí, mantenlos alejados del alcance de los niños o será
ver y no ver. ¡Tened cuidado: los melitos siguen siendo muy calóricos! Es para
ser tomados a cucharadas, unas tres al día en dependencia de la planta y de
para qué la usemos; todo esto si no hay patología asociada o consejo médico que
lo contraindique.
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Aviso Importante: Toda la información mostrada procede de diferentes fuentes científicas y de la experiencia acumulada en el ejercicio de nuestra profesión, y tiene la finalidad de orientar en lo que puede hacer el estilo de vida y el uso de ciertas terapias naturales por tu salud. En ningún caso pretende reemplazar el consejo o la prescripción de un profesional de la salud. Es tu responsabilidad asesorarte y respetar el criterio de tu médico de cabecera y/o especialista en lo que se refiere al seguimiento de un tratamiento en particular o la adopción de una terapia natural complementaria o alternativa.
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