domingo, 17 de marzo de 2013

Meditación II: El Trabajo Electromagnético.


“Habitualmente no tenemos percepción de nuestra columna vertebral ni de nuestro cuerpo. Esto es una carencia, un fallo de nuestra educación”.

Michel Echenique. 


En mi artículo anterior sobre la meditación titulado Meditar, Por qué y Cómo, me referí a los aspectos iniciales de la misma. Te remito por tanto a nuestra sección de filosofía, donde lo encontrarás, en aras de tener una justa comprensión sobre lo que te voy a escribir en éste, por ser su natural continuación. Tomando pues al mismo como referente primero, hoy quiero hablarte del trabajo electromagnético.

En el citado artículo ya hacía alusión a la polaridad de la columna vertebral la cual, como si de un gran imán se tratase, tiene en su parte superior el polo positivo y en la inferior el negativo. También ya se aclaraba, que desde un punto de vista electromagnético, cuando se conectan las dos polaridades se genera un campo, es decir, el electromagnetismo de nuestro organismo comienza a crecer, a aumentar; y al hacerlo, se está protegiendo todo el cuerpo.

Esto tendría gran importancia, pues parece ya suficientemente probado, que la pérdida de la salud en una parte de nuestro vehículo físico, estaría relacionada con el deterioro del  potencial electromagnético del mismo; e investigaciones hay ya en marcha que intentan ver si trabajando sobre la energía electromagnética, dolencias tan graves como el mismo cáncer, pudieran llegar a curarse.

Comienzo por tanto a partir de estar establecidas las condiciones iniciales de la meditación. Ya está el cuerpo relajado, la respiración es abdominal y tenemos la lengua en el paladar. En lo que sigue es muy importante que se mantenga nuestro centro de interés, nuestra atención, en los siguientes pasos que te describo a continuación.

Primer paso: Circulación

Concentramos nuestra atención en el paladar, justo en el lugar de contacto de nuestra lengua con el mismo. Como ya te expliqué en su momento, éste no es un punto cualquiera, ya que une dos de los meridianos energéticos más importantes de nuestro cuerpo, el Du mai y el Ren mai. En ésta zona del paladar ámbos finalizan, y el colocar la punta de la lengua ahí, los conecta; algo así como la llave de la luz de tu cuarto, que se ilumina cuando la pulsas, porque cierra el circuito eléctrico.

La concentración en el citado punto, hace que tu atención vaya de manera natural del  punto final de ambos meridianos al punto inicial de los mismos, situado en la zona del perineo, en la base de la parte sacra de la columna vertebral, permitiendote tomar conciencia de la misma. Cuándo esto consigas, que al principio te llevará algún minuto, pero que con la práctica te será progresivamente más fácil, debes emitir una orden: “zona sacra, relájate”. Es muy importante que lo hagas con tranquilidad, pero con la absoluta seguridad de que vas a ser obedecido. La duda sobre la posibilidad de que esto ocurra, es la manera más segura de que no lo logres.

Segundo paso: Flujo

Cuando hayas logrado lo anterior, pasa a concentrarte en tu respiración; la cual, si ya has practicado lo que te recomendaba en mi anterior artículo sobre la meditación, será abdominal, centrada en ese lugar que está por debajo del ombligo y en la que hay centros muy poderosos (Ren 4 y Ren 6, por ejemplo) desde el punto de vista energético. Respira, salvo imposibilidad física, por la nariz; respira suavemente notando como la espiración es más larga en duración que la inspiración, pues ya se dijo en su momento, que esto provoca relajación de forma natural. Atiende asimismo a la duración del flujo, pues el caudal de energía al que accedemos, está relacionado con ello, aunque no se debe buscar forzándolo. Debe llegar, como es lógico…. ¡de manera natural!

Cuando lo anterior esté instaurado, te llevará a la toma de conciencia de la zona lumbar de la columna vertebral. Y cuando esto se dé, emite, con la misma idea que ya hicimos para la zona sacra, una orden; en este caso: “zona lumbar, relájate”.

Tercer paso: Pulso

Manteniendo los dos pasos anteriores, busca ahora el latido de tu corazón, el cual puede encontrarse manifiesto en cualquier parte de tu cuerpo. Cuando lo encuentres, concentra allí tu atención. Al cabo de un cierto tiempo, te será fácil el tomar conciencia de la zona dorsal de tu columna vertebral. Cuando lo logres, repite el proceso de emitir la orden de relajación; en este caso: “zona dorsal, relájate”.

Cuarto paso: Irradiación

Buscamos ahora el calor. Con tu conciencia recorre tu cuerpo hasta dar con la parte donde este se manifieste con más intensidad, y centra allí tu atención. Desde un punto de vista energético, la séptima vértebra cervical, es la parte más importante de nuestro organismo, pues es la fuente natural de la que brota. El tomar conciencia del centro de calor nos llevará de forma natural a hacerlo con la zona cervical de nuestra columna vertebral. Cuando esto logres, emite la orden de relajación. En este caso, como es lógico: “zona cervical, relájate”.

Para cerrar el proceso, imagina un hilo luminoso que atraviese tu columna vertebral, desde el principio de la zona sacra hasta el final de la columna cervical pasando, como es lógico, por las zonas lumbar y dorsal. Cuando esto se haya establecido, la columna se relajará de manera natural y el trabajo electromagnético habrá sido cumplido.

Te dejo con una frase del capítulo VIII de El Dhammapada: “Si un hombre conquista en la batalla mil veces mil hombres, y otro se conquista a sí mismo, éste es el más grande entre los conquistadores”.

 Manuel Ures, Ldo. en Filosofía.

Nota: El artículo anterior está inspirado en uno de los capítulos del libro “Estrategia del Pensamiento”, del ya desaparecido maestro de Filosofía y Artes Marciales, Michel Echenique, Maestro, cuyo solo recuerdo, ennoblece mi alma. Libro de obligada lectura para quien desee profundizar en el trabajo electromagnético al que hacemos referencia.

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Aviso Importante: Toda la información mostrada procede de diferentes fuentes científicas y de la experiencia acumulada en el ejercicio de nuestra profesión, y tiene la finalidad de orientar en lo que puede hacer el estilo de vida y el uso de ciertas terapias naturales por tu salud. En ningún caso pretende reemplazar el consejo o la prescripción de un profesional de la salud. Es tu responsabilidad asesorarte y respetar el criterio de tu médico de cabecera y/o especialista en lo que se refiere al seguimiento de un tratamiento en particular o la adopción de una terapia natural complementaria o alternativa.

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