Nuestro
organismo está continuamente en contacto con agentes extraños provenientes del
exterior como virus, bacterias y otros patógenos; así como debe enfrentar la
generación constante de células defectuosas. Estos elementos deben ser
mantenidos a raya o eliminados eficazmente por diferentes mecanismos dentro de
los que juega un papel primordial la actividad del SISTEMA INMUNE (SI).
El SI
es una red compleja de células (como los linfocitos T y B, entre otras),
tejidos y órganos que funcionan en equipo, junto a efectores inmunológicos
(como los anticuerpos) y sustancias químicas (citoquinas), para defendernos de
los gérmenes patógenos y otras sustancias dañinas. No obstante, pese a su
enorme complejidad estructural, y al repertorio de mecanismos que implica en su
función, tiene una estrategia de acción básica sencilla: reconocer al enemigo,
concentrar todo su arsenal y atacar!!!
El término inmunidad proviene de un vocablo romano que significa ‘privilegio de
exención‘ o ‘estar libre’. En cuanto a los seres vivos, hace
referencia a la capacidad que poseen para combatir las agresiones de agentes,
preservando “lo propio de lo ajeno o extraño” y evitando así sufrir
continuamente las enfermedades que estos provocan.
Independientemente
de la “perfección” de esta maquinaria originalmente diseñada como si de un
reloj suizo se tratara, varias son las condiciones que pueden afectar a nuestro
SI. Entre éstas: el estrés, una incorrecta alimentación, la convalecencia, los
tratamientos de radio y/o quimioterapia, etc...
Si nuestro
sistema inmune no funciona bien, puede causarnos más o menos serios problemas
de salud, por ejemplo:
- Alergias: reacción inmune a sustancias que en general no son dañinas.
- Inmunodeficiencias: trastornos que se producen cuando falta uno o varios de los componentes del SI, y que afectan a la forma en la que respondemos a los agentes extraños.
- Enfermedades autoinmunes: tradicionalmente se ha planteado que el sistema inmune diferencia “lo propio de lo ajeno”, sin embargo, en las cada vez más frecuentes enfermedades autoinmunes, el organismo ataca por error a nuestras propias células, que por alguna razón se le antojan extrañas. Ejemplos: miastenia gravis, lupus eritematoso sistémico, artritis reumatoide y esclerosis múltiple.
Dada
su enorme importancia es útil saber:
¿CÓMO
POTENCIAR EL SISTEMA INMUNE?
Combatir el estrés
El estrés es el enemigo número 1 de nuestras
defensas. Lo que disminuya el estrés ayudará a que el SI funcione mejor. Por
ello se recomienda identificar lo que nos calma y
produce bienestar para incluirlo en nuestra vida de manera cotidiana. Reír,
cantar,.. son actividades que activan los linfocitos T protectores, e incrementa la producción de anticuerpos.
Mantener una alimentación adecuada
Es importante incluir en la alimentación diaria
frutas frescas, vegetales y otros alimentos ricos en vitaminas, minerales,
agua, antioxidantes, proteínas de alta calidad biológica, ácidos grasos omega 3
y omega 6 en un adecuado balance, etc. Especialmente los vegetales, con énfasis
en las crucíferas de hoja verde como la col china, la col rizada y el
brócoli le dan un empujón al SI al garantizar que las células
inmunológicas en el tracto gastrointestinal funcionen correctamente.
En lo que respecta al tema que nos ocupa, hay que
hacer mención a un régimen alimentario propuesto a finales del siglo pasado por
el eminente médico y biólogo francés Jean Seignalet, y que es un ejemplo
de cómo la alimentación puede ayudar en el control e incluso la curación de
enfermedades. La filosofía de la dieta Seignalet consiste en ingerir
alimentos que no estén modificados y que por lo tanto sean totalmente
asimilables pudiéndose metabolizar y/o almacenar sin riesgo para el organismo.
Principios
básicos:
- Eliminar de la alimentación los cereales, con excepción del arroz (blanco e integral) y el trigo sarraceno.
- Excluir la leche animal y sus derivados.
- Consumir preferentemente productos crudos (más del 70% de la dieta) o preparados a bajas temperaturas de cocción (hasta los 110 ºC).
- Uso de aceites vírgenes, obtenidos por primera presión en frío (preferiblemente aceite de oliva virgen extra).
- Dar prioridad a los productos ecológicos (sin plaguicidas, hormonas y otros productos químicos.
- Consumir probióticos y prebióticos, un multivitamínico general y suplementos de magnesio.
Consumir probióticos y prebióticos
La salud del tracto gastrointestinal juega un papel
fundamental en la protección del SI y de nuestro organismo al completo. ¿Claves
importantes para la salud digestiva? El consumo de probióticos, como: el yogur
natural, kéfir, alimentos fermentados como chucrut (col fermentada), pan de
masa fermentada, etc... Estos poseen bacterias benéficiosas que ayudan al
tracto intestinal a cumplir su función. Adicionalmente, se recomienda consumir
unas fibras solubles, denominadas prebióticas que permiten a los probióticos a
hacer su magia y, por lo tanto, también colaboran al buen desenvolvimiento del
tracto gastrointestinal. Se encuentran en alimentos como los plátanos,
alcachofas, cebollas y puerros. En condiciones especiales como el consumo de
antibióticos de amplio espectro o las sesiones de quimioterapia, puede
requerirse la ingesta a través de suplementos alimenticios que incluyen
alrededor de 10.000 millones de bacterias vivas de diferentes cepas por dosis y
un par de fibras prebióticas (generalmente, inulina y
fructooligosacáridos).
Dormir lo suficiente
Algunos estudios han encontrado que la privación
del sueño reduce el número de células T, disminuyendo de ese modo la capacidad
del cuerpo para combatir los patógenos que causan las enfermedades.
Ejercicio físico
Es conocida la importancia de realizar ejercicio
físico moderado para la salud del organismo. El ejercicio no solo ayuda a combatir
las infecciones, investigaciones han demostrado que además disminuye
el riesgo de padecer diferentes enfermedades. Salir a caminar durante 20
minutos, montar bicicleta, nadar,.. fortalecerá las capacidades del cuerpo para
combatir las enfermedades.
Conexión y contacto humano
Según una investigación publicada recientemente, el
aislamiento social debilita la inmunidad y compromete la capacidad del
cuerpo para combatir las infecciones. Por otro lado, los vínculos sociales, lo
fortalecen. Buscar la compañía de otros fortalecerá el funcionamiento del
SI.
Que nos den un masaje, abrazar, darse las manos,
todo lo que implique un contacto humano sano reduce los niveles de cortisol que
debilitan las defensas del cuerpo. Según investigaciones, recibir un masaje de
45 minutos refuerza los glóbulos blancos que atacan a los patógenos y reducen
las citoquinas inflamatorias, las cuales han sido relacionadas con
enfermedades autoinmunes. Abrazar, tomarse de las manos,... hace que nuestros
cuerpos segreguen oxitocina que disminuye el nivel de cortisol, convirtiéndola
en un maravilloso optimizador del sistema inmune. De hecho, algunos expertos
recomiendan ocho abrazos al día para aprovechar al máximo los
beneficios de la oxitocina.
Está plenamente documentado que implicarse
socialmente en proyectos solidarios, hacer cosas positivas por los demás,
incluida la comunidad, sentirse socialmente útil, es altamente beneficioso para
reforzar nuestra inmunidad; no obstante, nunca sería el principal criterio para
elegir implicarnos en tareas de esta naturaleza.
Meditación
La meditación consciente influye positivamente en
el SI. Según un estudio, los participantes que meditaron durante ocho
semanas mostraron una mejor respuesta inmunológica a la vacuna de la
gripe.
Consumir productos naturales y suplementos
alimenticios
Miel:
Alimento altamente nutritivo rico en vitaminas, oligoelementos, hidratos de
carbono, ... que proporcionan energía, refuerzan el SI y tiene efectos
antioxidantes.
Jalea real y polen: Dos de los alimentos derivados de la colmena, de
los más concentrados que da la naturaleza. Ricos en vitaminas, minerales,
antioxidantes, aminoácidos. Sobre todo en los cambios de estación y cuando hay
una mayor demanda energética se recomiendan de 1 a 2 gramos de jalea real al
día, o 3 cucharitas de café de polen. Especialmente indicados para niños,
deportistas, estudiantes y ancianos.
Propóleo: Sustancia elaborada por las abejas que posee
múltiples propiedades preventivas y terapéuticas. Es antiséptico, cicatrizante,
antinflamatorio, inmunoestimulante, ligeramente analgésico, revitalizante y
antioxidante.
Equinácea: Planta de reconocida eficacia como
inmunoestimulante. Aumenta las defensas del organismo, tiene efectos
antibacterianos, antivíricos, antinflamatorios y cicatrizantes.
Tomillo: Contiene un aceite esencial al que debe la mayoría
de sus propiedades. Estimula las defensas naturales del organismo al favorecer
la acción de los leucocitos, células del SI. Por su acción expectorante y antiséptica
es especialmente útil en las infecciones respiratorias.
Vitamina
C: Al igual que el resto de
vitaminas se necesita para un correcto funcionamiento del organismo, y debe ser
adquirida de los alimentos o suplementada porque los humanos somos incapaces de
sintetizarla. Es fundamental para la síntesis del colágeno, la proteína más
abundante de nuestro cuerpo para el funcionamiento normal de la piel y la
protección de las células frente al estrés oxidativo y estimula el sistema
inmunitario ejerciendo un efecto protector frente a las infecciones. Presente
en cítricos, pimientos, coles de Bruselas, coliflor, kiwi, etc. En muchas
ocasiones es necesario suplementarla, requiriéndose varios gramos de la misma
en determinadas situaciones.
Cúrcuma:
De la misma familia botánica que el
jengibre. Su pulpa naranja es responsable del color del curry, muy utilizado en
la cocina hindú. Conocida por sus efectos antitumorales y antioxidantes, es el
antinflamatorio natural más potente que se conoce. Muy utilizada fundamentalmente
en afecciones hepatobiliares. En medicina ayurvédica tiene amplio uso contra
las hepatitis A y B. También se usa como inmunomoduladora, y como coadyuvante
en el tratamiento de ciertas formas de cáncer como el carcinoma de mama y el
hepatocarcinoma. Los principales estudios científicos que avalan las
propiedades de la cúrcuma se deben al Dr. Aggarwal y su equipo de
investigadores en el hospital M.D. Anderson (Houston, Texas). Los efectos
contra el cáncer parecen derivar de su habilidad de inducir apoptosis en
células cancerígenas sin efectos citotóxicos en células sanas. La cúrcuma puede
interferir en la actividad del factor de transcripción NF-κB que está
involucrado en diferentes enfermedades inflamatorias y el cáncer. Se debe
combinar con pimienta para asimilarla mejor. Se puede mezclar ¼ de cucharada
sopera de cúrcuma en polvo con ½ cucharada sopera de aceite de oliva y una
generosa pizca de pimienta negra (para aderezar
verduras, sopas y ensaladas).
Vitamina
D: Producida por la piel cuando se
expone directamente al sol. Tomarlo unos 20 minutos al día en paseos o como
parte de nuestro ejercicio físico habitual. Evitar las horas centrales del
día. Estimula el SI. Tiene múltiples efectos en la prevención y lucha
contra el cáncer. Está presente en: aceite de hígado de bacalao, salmón,
caballa, sardinas, etc.
Ácidos
grasos omega 3: Presentes en pescados grasos y existe en
suplementos de muy buena calidad, también se encuentra en las semillas de lino,
la nuez y otros frutos secos. El lino debe estar molido en un molinillo (de
café) para que estén disponibles los omega-3. Múltiples estudios revelan sus
efectos inmunomoduladores y antitumorales, entre otros efectos beneficiosos
para la salud.
Alimentos
con selenio y zinc: Potentes antioxidantes, estimulantes del SI y con
efectos antitumorales. Presentes en: pescados, mariscos, frutos secos,...
CONCLUSIONES: Como
denota el presente artículo, el SI es de una enorme importancia para el
mantenimiento del organismo de manera saludable. De ahí que preservarlo en buen
estado sea vital. Las formas enunciadas anteriormente son el mejor ejemplo de
que cuando se habla del Sistema Inmune, la mejor defensa es un buen ataque.
Aviso Importante: Toda la información mostrada procede de diferentes fuentes científicas y de la experiencia acumulada en el ejercicio de nuestra profesión, y tiene la finalidad de orientar en lo que puede hacer el estilo de vida y el uso de ciertas terapias naturales por tu salud. En ningún caso pretende reemplazar el consejo o la prescripción de un profesional de la salud. Es tu responsabilidad asesorarte y respetar el criterio de tu médico de cabecera y/o especialista en lo que se refiere al seguimiento de un tratamiento en particular o la adopción de una terapia natural complementaria o alternativa.
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