jueves, 14 de marzo de 2013

10 medidas básicas de higiene de los alimentos.


Una alimentación saludable no puede pasar por alto la higiene en la conservación y manipulación de los alimentos en el hogar. Para ello es importante que conozcamos y observemos algunas medidas básicas para evitar las contaminaciones de los productos a consumir. Entre ellas están:

1. Lavarse bien las manos antes de manipular alimentos.
Lávese bien las manos con agua (mejor caliente) y jabón, frotándolas bien e incluso válgase de un cepillito reservado exclusivamente para limpiar las uñas. Al terminar, séquese con una toalla limpia que lave con frecuencia o de un solo uso. (Adáptelo a sus condiciones y sea respetuoso con el medio ambiente, en caso de usar toalla de papel).

2. Sanear las superficies donde vaya a manipular alimentos.
Limpie a fondo el sitio donde vaya a cortar o realizar todo tipo de manipulación de alimentos, sobre todo será imprescindible emplearse a fondo cuando los vaya a consumir crudos. Para ello use agua caliente con algún detergente y aclare bien. Una opción buena es utilizar un poco de vinagre preparado en casa: respetuoso con el medio, bueno para la salud. En zonas geográficas donde haya mayor riesgo de contaminaciones por parásitos y el clima conlleve necesidades higiénicas especiales, tendrá que recurrir a preparados indicados para la limpieza con fines alimentarios.

3. Limpiar el frigorífico una vez a la semana.
Ese día deberá desechar aquellos residuos de alimentos que no haya consumido y evitará posibles trastornos digestivos debido a contaminación con éstos. Los alimentos serán más o menos perecederos según la zona geográfica, el uso que se haga de la nevera (que se abra mucho o poco) y lógicamente el tipo. La comida recalentada deberá ser desechada como tarde a los 4 días, las carnes crudas (si no están congeladas) en 2 días y las frutas y verduras cuando tengan síntomas de estar dañadas. Teniendo en cuenta este modo de proceder, evite tener que tirar comida, sea consecuente con esto a la hora de hacer la compra semanal, recuerde la situación en la que vivimos y que hay quien la está pasando realmente mal. Encuentre soluciones para ésto que pueden ir desde donar hasta intercambiar comida que esté en riesgo de caducar si no se consume urgentemente.
Un aspecto importante en lo que respecta a la conservación es que no se debe perder la cadena de frío de los alimentos, es decir, deberían ser transportadas en condiciones de refrigeración (bolsas térmicas) del supermercado a la casa y de ahí directo a la nevera si no se va a cocinar en el acto. Si se descongela carne o pescado, no debe volverse a congelar, por lo que será mejor cocerlo y después de dejarlo refrescar, guardar en frío como alimento preparado. (Si para su realidad económica esto es una utopía, observe el máximo de medidas que pueda, también estará más adaptado a las condiciones un tanto adversas. Sé bien lo fuerte y creativo que se puede llegar a ser con el “viento en contra”).

4. Mantener la higiene de los utensilios de cocina.
Limpie bien los utensilios y observe especialmente la higiene de las asas, juntas de goma, etc, para evitar contaminar nuestras manos o algún alimento.

5. Lavar bien los productos frescos.
Lave con abundante agua los alimentos que se consumen crudos, evitando que pasen agentes externos al interior de los mismos. En la verdura puede dejar actuar un rato un chorro de vinagre con un poco de agua, aunque en climas no muy cálidos y con la higiene adecuada debería bastar suficiente agua. Después desechar y escurrir bien con un escurridor de verdura.

6.  Separar los productos al comprar.
Los productos a consumir crudos no deben estar en contacto directo con los que se vayan a consumir cocidos, es decir, frutas y verduras con carnes, pescados, mariscos,... Esto debe hacerse extensivo a la nevera. Las frutas y verduras deben colocarse en el cajón que suelen traer habilitados los frigoríficos para ello y nunca debe ponerse una carne o pescado que pueda drenar sobre un alimento fresco.

7. Separar alimentos frescos de destinados a la cocción al manipularlos en la cocina.
No usar la misma tabla, plato, etc, para cortar y preparar frescos y alimentos que se vayan a cocer. Si se emplean los mismos utensilios lavarlos bien entre usos. 

8.  Cocinar adecuadamente los alimentos.
Diferentes corrientes discrepan en cuanto a los tiempos y las temperaturas de cocción de los alimentos. Personalmente soy partidaria de emplear temperaturas no por encima de 110 º C, pero si es necesario aumentar el tiempo de cocción para que esté hecho por dentro y controlar que así sea. 

9. Proteger los alimentos cocidos para que no ocurran contaminaciones cruzadas.
Tome las medidas necesarias para que los alimentos ya cocidos no se contaminen con frescos sin la adecuada higiene o con otras fuentes de microbios.

10. Conservar adecuadamente los alimentos hasta su consumo.
Que no estén expuestos a temperaturas excesivamente altas los frescos ni a temperaturas muy bajas los cocidos. Si vamos a tardar en consumirlos se deberán tomar las medidas necesarias para conservarlos, incluidas la refrigeración e incluso congelación si es preciso.


Para terminar:
 
La “mesa está servida”, adapte estas medidas a sus condiciones particulares. En algunos casos será necesario recrudecer la forma de actuar y en otros no será imprescindible llegar a tanto. Por ejemplo, en la mayoría de sitios de los países europeos no veo la necesidad especial de lavar las manos con agua caliente antes de manipular los alimentos en casa por razones de higiene; sin embargo en los países tropicales cualquier medida adicional puede ser muy útil. Lo de las bolsas térmicas también es matizable. En todo caso: higiene, conciencia y sentido común.

Fuente: Departamento de Agricultura de los Estados Unidos.

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