Un nuevo estudio demuestra que solemos servirnos porciones más grandes cuando los alimentos están etiquetados como “saludables”, incluso cuando aportan la misma cantidad de calorías que otros.
Tendemos
a relacionar ipso facto comida sana con menos calorías, lo cual es erróneo.
Según Foley Nolan, directora de Salud y Nutrición Humana de Safefood (Irlanda),
"los alimentos se promocionan como saludables (...), porque los
productores piensan, y correctamente, que esas etiquetas influirán en nuestras
decisiones de consumir sus productos y, quizás, en mayor cantidad".
Habría
que tener claro “saludables” con respecto a qué. En ocasiones, “saludable” se
refiere a menor contenido en grasas, no presencia de grasas trans (aunque
esto suele explicitarse) o provenientes de la agricultura ecológica, o
realizado sólo con productos naturales,... y no tienen necesariamente que ser
por ello bajos en calorías. Por ejemplo, menor contenido de grasas no es
garantía en absoluto de que se puede comer todo lo que se desee. De hecho, hoy
se está relacionando la epidemia mundial de obesidad y sus secuelas, más con el
excesivo consumo de carbohidratos, sobre todo azúcares simples, que con la
grasa, lo cual no quiere decir que la ingesta de grandes cantidades de grasa
total, saturada y trans no acarree serios problemas de salud.