El título del artículo hace alusión al lema que estaba presente en el frontispicio de los templos griegos; remarcando con ello la importancia fundamental de la necesidad del conocimiento propio para alcanzar la perfección posible como ser humano.
Es así que todas las civilizaciones con profundidad espiritual y filosófica han hecho hincapié en ello con vistas a desenvolver, en la medida de lo posible, el potencial humano y lograr la felicidad; porque, ¿cómo es posible alcanzarla sin conocernos a nosotros mismos?
No es nuestra intención en este pequeño artículo profundizar con intensidad en tan interesante tema, por lo que dejaremos una pincelada de cómo lo enfocó la civilización que más profundizó, que sepamos, en el misterio del hombre. Nos referimos a la Antigua India.