viernes, 8 de febrero de 2013

Jarabe de Maíz Rico en Fructosa: El Feo.

En Estados Unidos, Canadá y otros países, el jarabe de maíz rico en fructosa está presente en casi todos los alimentos y bebidas: los refrescos, los jugos envasados, los panes de grano entero, los cereales del desayuno, la salsa de tomate, el yogur edulcorado, los dulces en conserva, las compotas, el aderezo para ensaladas, los helados, el jarabe para la tos, etc.
Según un estudio publicado recientemente en la revista Global Public Health, las tasas de diabetes tipo 2 son el 20 % más altas en los países que consumen mucho jarabe de maíz alto en fructosa en comparación con aquellos países donde no se usa tanto.

A pesar de que no se pudo demostrar una relación causal, la asociación entre el consumo de jarabe de maíz alto en fructosa y el riesgo de diabetes se mantuvo sin importar cuál fuera el consumo total de azúcar de los individuos o si eran obesos o no. Según los autores del estudio, eso sugiere que el edulcorante cuenta con algo que favorece el riesgo de diabetes más que cualquier otro azúcar. "De manera que hay otro factor o quizá varios factores interrelacionados, más allá de la obesidad, que contribuyen a la diabetes", afirmó el autor principal del estudio, Michael Goran, profesor de medicina preventiva y director del Centro de Investigación sobre la Obesidad Infantil de la Universidad del Sur de California, en Los Ángeles. "El jarabe de maíz alto en fructosa y la manera en que se metaboliza puede ser uno de ellos", añadió. 

Por otra parte, una investigación realizada por el Centro de Ciencias de la Salud de la Universidad de Colorado, demostró que consumir en exceso jarabe de maíz rico en fructosa aumenta el riesgo de hipertensión arterial que puede provocar todo tipo de problemas de salud aumentando el riesgo de infarto, cardiopatías, derrame cerebral, etc.

Hay que hacer hincapié en que la fructosa está presente en muchos otros alimentos además del jarabe de maíz alto en fructosa. El azúcar ordinario (sacarosa) contiene glucosa y fructosa a partes iguales; por otra parte, la fructosa es el azúcar por excelencia en la mayoría de las frutas. Ahora bien, ¿qué hace peor al jarabe de maíz rico en fructosa que el azúcar o, por ejemplo, tomar frutas? 

La fructosa sigue un proceso digestivo distinto que la glucosa y se metaboliza en el hígado independientemente de la insulina. A partir de ahí, puede convertirse en grasa fácilmente. El exceso de fructosa en el jarabe de maíz rico en fructosa termina convertido en adiposidad abdominal y en otras localizaciones, predisponiendo a los males que ésto acarrea. 

Un bioquímico podría decir que el almidón de maíz terminará convirtiéndose en glucosa en nuestro organismo y la fruta liberando fructosa (y es cierto), pero esas interpretaciones pasan por alto el complejo proceso por el que eso sucede. “Nuestro organismo tiene una antigua y sostenible relación”, por ejemplo, “con el maíz que no tiene con el jarabe de maíz rico en fructosa”. La complejidad de los hidratos de carbono en las fuentes naturales enteras hace que la liberación de los azúcares simples (glucosa y fructosa, en este caso) sea más lenta. 

Según Goran, “cuanto menos fructosa se consuma, mejor”, aunque va a depender de la fuente. En otras palabras, "se trata del bueno, el malo y el feo: de modo que una manzana (que contiene unos 10 gramos de fructosa) sería el bueno; la fructosa presente en el azúcar de mesa, el malo, y la fructosa del jarabe de maíz alto en fructosa, el feo". 

De cualquier modo, el exceso de otros edulcorantes también debería ser evitado. 

Unos buenos consejos:
  • Vigilar el consumo de las calorías totales que se consumen al día según nuestra actividad física.
  • Reducir el consumo de todos los azúcares añadidos (no sólo el jarabe de maíz rico en fructosa).
  • Eliminar el nocivo hábito de endulzarlo todo (incluso con miel, néctar de ágave, etc..., que sean naturales no los hace inocuos si se abusa). Según los especialistas, “esto alimenta las ansias de tomar dulces, un gusto adquirido que hemos aprendido a buscar. Es como una droga. Así que debemos ser realistas y aprender a dejar de hacerlo". (¡Ojo con los niños!, es muy temprano que se  empieza a introducir en nuestras vidas este hábito, en ocasiones alentado por los padres que ponen mermeladas y otros dulces en los alimentos para incitar a que se coman).
Recuerda: Nada en exceso.

Fuentes:
Michael Goran, Ph.D., professor, preventive medicine, director, Childhood Obesity Research Center, and co-director, Diabetes and Obesity Research Institute, Keck School of Medicine, University of Southern California, Los Angeles; Lona Sandon, R.D., assistant professor of clinical nutrition, University of Texas Southwestern Medical Center at Dallas; Corn Refiners Association, press release, Nov. 27, 2012; Nov. 27, 2012, Global Public Health, online 

Medline Plus.  Las tasas de diabetes son más altas en los países que consumen mucho jarabe de maíz alto en fructosa


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