"El Tao es vacío,
imposible de colmar,
y por eso, inagotable en su acción".
Lao-Tse. Tao Te King.
Uno de los aspectos más
problemáticos de la cultura occidental en los últimos tiempos es, a mi modo de
ver, su progresiva especialización. Esta práctica, que aleja al hombre de la
esencia de la Vida, va deshumanizándolo cada vez más y más; de tal suerte es habitual el encontrarnos
con “superespecialistas”, es decir, expertos en un ámbito de la realidad, cada
vez más pequeño. Dicho de otra manera, hemos llevado al extremo nuestra
capacidad de análisis, olvidándonos de su eterna compañera, la síntesis. Así, y
dado que el presente artículo va sobre el ámbito médico, bastaría con desplazarnos
hasta un centro de salud cualquiera para encontrarnos con el oftalmólogo, el
neurólogo, el estomatólogo, el dermatólogo,…
Quiero aclarar, antes de que mi bondadoso lector se imagine otra cosa, que no estoy intentando echar por tierra los grandes avances de nuestra medicina alopática, sino llamar su atención sobre una circunstancia que, de seguir por esta vía, puede llevarla a un callejón sin salida. Y es desde esta intención que he querido traer otra visión de la medicina, ni mejor ni peor- no se trata de hacer comparaciones-, sino de señalar aquello que es válido y que, en consecuencia, no deberíamos perder de vista.
Aunque la medicina china pierde sus orígenes en la noche de los tiempos, ha mantenido sus principios fundamentales a lo largo de los mismos. Y desde ese pasado remoto nos llega una visión del hombre íntimamente conectado al Cosmos. Como en otras culturas antiguas, microcosmos y macrocosmos están íntimamente relacionados y, en consecuencia, regidos por las mismas leyes; siendo ésta una visión que va más allá del ámbito de la salud, pues es compartida por todos los estamentos de la cultura, vale decir: religión, política, filosofía, arte… Hay una idea de Armonía Universal en la que el hombre se define como punto de convergencia entre las potencias celestes y las terrestres.
Quiero aclarar, antes de que mi bondadoso lector se imagine otra cosa, que no estoy intentando echar por tierra los grandes avances de nuestra medicina alopática, sino llamar su atención sobre una circunstancia que, de seguir por esta vía, puede llevarla a un callejón sin salida. Y es desde esta intención que he querido traer otra visión de la medicina, ni mejor ni peor- no se trata de hacer comparaciones-, sino de señalar aquello que es válido y que, en consecuencia, no deberíamos perder de vista.
Aunque la medicina china pierde sus orígenes en la noche de los tiempos, ha mantenido sus principios fundamentales a lo largo de los mismos. Y desde ese pasado remoto nos llega una visión del hombre íntimamente conectado al Cosmos. Como en otras culturas antiguas, microcosmos y macrocosmos están íntimamente relacionados y, en consecuencia, regidos por las mismas leyes; siendo ésta una visión que va más allá del ámbito de la salud, pues es compartida por todos los estamentos de la cultura, vale decir: religión, política, filosofía, arte… Hay una idea de Armonía Universal en la que el hombre se define como punto de convergencia entre las potencias celestes y las terrestres.
Otra idea fundamental es la
existencia del Tao. Aunque Lao Tse nos dice en el Tao Te King que “el Tao del que se puede hablar, no es el
verdadero Tao”, nos atrevemos a
mostrarlo como el Orden Superior que concilia todas las contradiciones
aparentes; como el Sendero que recorre todo cuanto vive y, por extensión, la
Ley que todo lo mantiene dentro del mismo. Es un concepto similar éste al del
Dharma-Kharma hindú; es decir, del camino a través del cual se mueve todo lo
manifestado, y de la Ley correctora que emana del mismo.
A partir de este insondable
misterio, pues es más para la intuición que para la razón, aparece –ya en el plano
de la manifestación-, la Teoría del Yin-Yang. Yin y Yang son los dos aspectos
que asume ante nuestra conciencia todo lo manifestado. Yin, que significaba
originalmente, el lado sombrío de la montaña, es asociado a cualidades tales
como el frío, el descanso, la oscuridad, la interioiridad, lo profundo,…;
mientras que Yang, que significaba el lado soleado de la montaña, es asociado
al calor, la estimulación, la actividad, lo externo,…
Yin y Yang son opuestos, pero a
la vez complemetarios, no pudiendo existir el uno sin el otro. Son asimismo
interdependientes y el crecimiento de uno de ellos, supone el decrecimiento del
otro; estando en consecuencia sujetos a una Ley de Intertransformación por la
cual, cuando uno de ellos llega a su punto más alto, comienza a transformarse
en el otro. Por último, todavía habría una Ley de Infinita Divisibilidad, por
la cual cada una de las dos categorías puede ser nuevamente dividida en Yin y
Yang. Por poner un ejemplo de ésta última Ley, si bien la parte delantera del
cuerpo es Yang, dentro de ella la parte superior sería Yang y la inferior Yin;
y así hasta el infinito.
En este contexto, no existen
enfermedades, sino enfermos; y sea cual fuere su naturaleza, puede llegar a
explicarse en términos de una desarmonía entre el Yin y el Yang; y la sanación
no pasa sólo por restaurar la salud en tal o cual órgano, sino por recomponer
todo el conjunto, ese microcosmos al que me referí con anterioridad.
Por razones de espacio, no
desarrollaré aquí la Teoría de los Cinco Elementos que, a no tardar, dará lugar
a otro artículo. Finalizaré por tanto, invitando al lector a la búsqueda de una
mayor integración con la Naturaleza y con la Vida. Como decían esos antiguos
taoístas a los que aludíamos con anterioridad, debemos buscar en nuestro
caminar por la Vida una acción que no violente al Tao, que no contraríe las
Leyes de la Naturaleza; una acción, en consecuencia, no movida por fines
egoístas y particulares, sino que nos integre con ese Principio Inmanente del
que alguna vez salió todo lo que existe y al que sin duda, hemos de volver.
Manuel Ures, Ldo. en Filosofía.
Artículos relacionados:
Aviso Importante: Toda la información mostrada procede de diferentes fuentes científicas y de la experiencia acumulada en el ejercicio de nuestra profesión, y tiene la finalidad de orientar en lo que puede hacer el estilo de vida y el uso de ciertas terapias naturales por tu salud. En ningún caso pretende reemplazar el consejo o la prescripción de un profesional de la salud. Es tu responsabilidad asesorarte y respetar el criterio de tu médico de cabecera y/o especialista en lo que se refiere al seguimiento de un tratamiento en particular o la adopción de una terapia natural complementaria o alternativa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario