viernes, 11 de enero de 2013

Ortorexia: “nada en exceso”.


La ortorexia es la obsesión malsana por comer de manera saludable. El término fue acuñado por el Dr. Steven Bratman en 1996 y proviene del griego “orthos” (recto o correcto) y “exia” (apetencia), es decir, significa apetencia correcta. En efecto, se trata de un trastorno obsesivo que lleva al extremo la alimentación sana y que consiste en un control exhaustivo y cada vez más estricto de los componentes de los alimentos.

Este desorden aún no se incluye dentro del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM) de la Asociación Americana de Psiquiatría, pero cada vez  preocupa más a la comunidad científica. Según la OMS, podría afectar ya al 28 % de la población de los países occidentales, fundamentalmente a adolescentes y mujeres. Además, según el Dr. Bravo, especialista del Instituto Médico Europeo de la Obesidad, su prevalencia "podría ir en aumento" en los próximos años, ya que la sociedad actual "tiende a los extremos" y las personas o se cuidan en exceso o no se cuidan nada  "y tienden a la autodestrucción con la comida como ocurre con la obesidad".

Existe controversia en la comunidad científica al respecto de si considerar a la ortorexia  un desorden. Los que se oponen, aducen que preocuparse por comer sano es positivo, pero quienes sufren ortorexia son personas que están más preocupadas por la calidad de los alimentos que por el propio placer de comer. Por ello, dedican gran parte de su tiempo (3 o más horas al día) a organizar la dieta y la planifican con mucha antelación, se desplazan grandes distancias para conseguir alimentos especiales o puramente ecológicos; los pesan, analizan sus componentes y abandonan sus actividades diarias para poder llevar a cabo su patológico modo de vida. En el ámbito neurobioquímico y psicológico, Bravo explica que suelen presentar "niveles altos de dopamina y niveles bajos de serotonina, lo que hace que tengan un exceso de euforia combinado con niveles de ansiedad altos".

La ortorexia puede comenzar por limitar mucho la alimentación y agravarse hasta conducir al "aislamiento social", ya que el individuo se agobia si por ejemplo tiene que asistir a una comida entre amigos o cualquier tipo de evento social.

Por supuesto que defendemos el criterio de que la dieta debe ser planificada y debemos implementar en nuestras vidas unos hábitos saludables de alimentación, a todos los niveles, pero sin llegar a obsesionarnos con este tema.

Algunas pautas generales para comer de manera saludable y no hacer de la alimentación un problema son:

1.    No comer en exceso, es preferible levantarse de la mesa siempre con un poco de hambre.
2. Comer vegetales, de todos los colores, mejor crudos y aliñados con aceite de oliva, siempre que se pueda. (Dicho esto, y porque sé que nos leen de sitios y condiciones económicas diferentes, queremos dejar claro que somos conscientes de la dificultad que acarrea para muchos, y cada vez más, acceder no solo al aceite de oliva, sino también a los alimentos en general. Esto puede ser objeto de futuras entradas).
3.  Comer más a la manera de nuestras abuelas, abandonando la dieta de los alimentos procesados. Esto es: comer más comida y menos “producto comestible”, lo cual no implica que no los podamos comer algún día si se nos antoja “un caprichito” o si nos vemos inmersos en una “comida social”.
4. Evitar los productos que contengan ingredientes desconocidos, impronunciables, más de cinco o jarabe de maíz rico en fructosa.
5.   Comer más alimentos frescos: verduras y frutas de temporada y propias de nuestra región.
6.   Para el día a día, es preferible consumir alimentos de un productor que conozcamos (del campo a la mesa) y que sepamos que trabaja en unas condiciones respetuosas con el medio ambiente y la salud. Una buena idea puede ser asociarnos a un productor o cooperativa que sirva a domicilio alimentos de temporada. Esto cada quien podrá adaptarlo de acuerdo a su realidad.
7. Comer más a la manera de las dietas tradicionales; ejemplo: comida mediterránea, china, etc. Contemplar los alimentos no tradicionales con escepticismo, no obstante, tener en cuenta que el éxito de las dietas tradicionales se consigue en el ámbito de unos hábitos alimentarios y un estilo de vida determinado, y no per se.

Si basamos nuestra comida habitual en los alimentos frescos, de temporada y de origen lo más cercano a donde residimos, apenas tendremos que mirar las etiquetas.

Por último, queremos hacer énfasis, en que vivir de manera sana también implica estar libre de obsesiones, entre ellas, la obsesión por la alimentación sana. A decir del destacado psicólogo P. Rozin, estudioso de los comportamientos alimentarios de diferentes grupos humanos, “preocuparse tanto por la alimentación no puede ser bueno para la salud”.

Parafraseando al filósofo estoico Epicteto, “nada en exceso”.

Fuente: www.muyinteresante.es



 




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