“Las condiciones en las cuales nos
hallamos son el resultado de lo que hemos pensado”.
(Dhammapada)
Un
viejo cuento zen dice que un hombre va al lago cargado con un saco lleno de
peces. Con su barca se dirige al centro del mismo, vaciando allí el contenido
que llevaba. Después se pone a pescar, admirándose cuando extrae uno del agua, de que sea grande
o pequeño, feo o hermoso, de su color, peso,…
La
enseñanza que encabeza este artíclo está entresacada del primer verso del
Dhammapada, un texto de referencia en el mundo del budismo; y en ella, al igual
que en el viejo cuento zen, se hace referencia a la enorme influencia que
tienen en nuestra vida, los pensamientos que continuamente elaboramos. Nuestra
misma medicina occidental, está teniendo cada vez más en cuenta un principio,
que ya tenía la medicina en la antigüedad, de que la mayoría de las
enfermedades que padecemos, tienen un
origen psíquico-mental. De ser así, la aparición de la misma a nivel
físico, sólo sería la repercusión tardía de una causa que se habría producido
con anterioridad en planos más sutiles del ser humano.
La
Medicina Tradicional China ha reconocido asimismo desde sus orígenes la
excepcional importancia del factor mental en la salud. Veamos un ejemplo de
ello.
Dentro
de la Teoría de los Cinco Elementos, se dice que el Elemento Tierra está
relacionado con el Bazo-Páncreas (BP) y el Estómago (E); los cuales debemos
entender como funciones energéticas que van más allá del propio órgano físico.
Pues bien, según la citada teoría, a la función BP-E le afectaría negativamente
las obsesiones mentales, entendiendo por ello el hecho de tener una
preocupación que una y otra vez aparece en nuestra mente, llegando a absorber
prácticamente todo su espacio y energía. Como un normal funcionamiento de la
función BP-E se da cuando se tiene -entre otras- un buen apetito, digestión y
absorción, es evidente que una mala gestión de nuestro campo mental, las
terminaría alterando.
Si
tenemos en cuenta lo anteriormente citado, es evidente que debemos realizar un
esfuerzo de atención sobre nuestra mente, para evitar que toda obsesión y, en
general, todo tipo de contaminación tenga cabida en ella, sustituyéndolas por
un pensamiento positivo, por una visión más luminosa de la existencia, en el convencimiento de que, sean
cuales fuesen las circunstancias en las que nos hallemos, éstas no dejaran de
mejorar si operamos correctamente con el Poder del Pensamiento.
Manuel
Ures. Ldo. en Filosofía
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Esto me recuerda a un artículo que leí hace algun tiempo y que preguntaba algo como por qué enfermamos? Luego de muchas respuestas todas muy interesantes me quedé con una que decía algo como: enfermamos porque somos concientes de lo que nos hace mal y lo seguimos haciendo. Sería muy fácil simplificar y pensar que si tenemos pensamientos positivos sobre nosotros mismos y si somos constantes en esos pensamientos estaremos preparados para enfermar menos, pero esto sería sintetizar demasiado un tema tan amplio donde juegan un papel muy importante lo que hacemos con nuestro entorno que también aporta gran parte de tóxicos a nuestro organismo. Somos concientes de que envenenamos nuestro aire y lo seguimos haciendo, de que contaminamos el agua que vamos a consumir; somos mucho más locuaces y persistentes a la hora de odiar que de amar; pretendemos curarnos con químicos antes que nutrirnos mejor y un largo etc. Total, tenemos gran parte de la solución en nuestras manos y sí, en nuestra mente, pero la usaremos? Una vez que ya hemos llegado a enfermar, seremos (y podemos) ser capaces de autocurarnos?
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