- La actividad del sistema inmune.
- La apoptosis, también conocida como “muerte celular programada” y que básicamente consiste en el “suicidio” de las células por la puesta en marcha de determinados programas genéticos relacionados con la señalización celular.
- La inhibición de la angiogénesis, neovascularización o formación de nuevos vasos sanguíneos para la “alimentación” tumoral y la metastización.
Cuando estos mecanismos fallan se puede producir un tumor, que con el tiempo y una serie de transformaciones puede adquirir un fenotipo invasivo y convertirse en un cáncer .
Existen varios ejemplos de la
relación entre el estilo de vida y el desarrollo o no de cáncer. Entre éstos:
Cáncer de mama:
Casi el 80 % de mujeres con los
genes BRCA-1 y BRCA-2 corren el riesgo de desarrollar cáncer de mama, al punto
de que muchas prefieren que les amputen los pechos antes de vivir con la casi
certeza de que enfermarán en algún momento.Un estudio desarrollado por el
Dr. Ghadirian, de la Universidad de Montreal, evidenció que el riesgo de
desarrollar cáncer disminuía radicalmente en el caso de mujeres portadoras de estos genes, cuya
dieta semanal se basaba en un consumo importante y continuado de frutas y
vegetales.
Otro estudio demuestra que
mujeres portadoras de genes BRCA nacidas antes de la Segunda Guerra Mundial
presentan entre 2 y 3 veces menos riesgo de desarrollar cáncer de mama que sus
hijas y nietas. ¿Qué ha variado en este tiempo? Básicamente 3 factores: nuestra
dieta y hábitos de vida, la mayor exposición a gran cantidad de productos
químicos, y la repercusión de los drásticos cambios en la agricultura y la
ganadería en nuestra alimentación.
Cáncer de próstata:
Determinados genes desencadenan
una enorme sensibilidad a la inflamación y estimulan la transformación de
pequeños tumores de lento crecimiento de la próstata en agresivos cánceres
metastásicos. Investigadores de la Universidad de San Francisco observaron que
cuando hombres portadores de dichos genes consumían pescado graso rico en
omega-3 al menos 2 veces por semana, sus genes se mantenían bajo control.
Estos resultados sugieren que,
aunque exista una predisposición genética a padecer ciertos tipos de cáncer, no
hay una fatalidad inherente. Puede que los “genes del cáncer” no sean tan
dañinos si no se ven estimulados por un estilo de vida poco saludable, incluso
puede que sean más bien “genes de intolerancia a la comida rápida” (Dr.
Servan-Schreiber) y al estilo de vida que llevamos.
Un estilo de vida anticáncer,
válido para la prevención y lucha contra esta condición, debería incluir:
1. la
observancia de una correcta actitud interior y paz emocional.
2. la
desintoxicación de sustancias carcinogénicas o inductoras tumorales.
3. la
incorporación de una alimentación anticáncer, y
4. el
desarrollo de ejercicio físico diario.
Seamos guardianes activos de
nuestro cuerpo y nuestra mente. Cambiemos el chip y ganaremos en salud.
Fuentes:
Ghadirian y colaboradores.
“Breast cancer risk in
relation to the join effect of BRCA mutations and diet diversity”. (Breast
Cancer Research & Treatment, 2009).
Fradet y colaboradores. “Dietary omega-3 fatty acids,
cyclooxygenase-2 genetic variation, and aggressive prostate cancer risk”. (Clinical
Cancer Research, 15, 2009).
Anti Cáncer . Una nueva forma
de vida. Dr. David
Servan-Schreiber. 10.ª edición, 2010.
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