miércoles, 30 de enero de 2013

¿Pueden provocar cáncer altas dosis de ácido fólico?

El ácido fólico es una vitamina del grupo B. 

Este compuesto es requerido para la producción de células nuevas. Todos necesitamos ácido fólico, pero existen demandas especiales en determinadas condiciones. Es muy importante para las mujeres en edad fértil. Cuando una mujer tiene suficiente ácido fólico, antes y durante el embarazo, puede prevenir defectos congénitos importantes en el cerebro y la columna vertebral del bebé: como la anencefalia (falta de desarrollo de gran parte del cerebro) y la espina bífida (una malformación congénita de la columna vertebral que en ocasiones causa discapacidad de por vida). 

La carencia de ácido fólico puede causar también anemia megaloblástica. Además, los expertos consideran que el folato (derivado del ácido fólico) puede ayudar a prevenir: algunos tipos de cáncer, la enfermedad de Alzheimer, la pérdida auditiva con el envejecimiento... aunque se necesitan más estudios para saberlo con certeza.

Entre los alimentos que contienen ácido fólico se encuentran los vegetales de hojas verdes, las frutas, los guisantes secos, el chícharo y las nueces. Los panes enriquecidos, los cereales y otros productos hechos con granos también lo contienen. Si no se obtiene suficiente a través de los alimentos, puede adquirirse como suplemento dietético. 

Las dosis de ácido fólico a consumir antes, durante y después del embarazo (en la lactancia) deben ser pautadas por el médico que atiende el caso en cuestión. 

Ya sea de la alimentación o suplementado, consumir más de 1,000 mcg de ácido fólico al día puede causar daño en los nervios en las personas que no dispongan de suficiente vitamina B12. En este riesgo se encuentran:
• las personas que no consumen carne, huevos o productos lácteos (veganos). (Hay suplementos de vitamina B12 aptos para éstos).
• las personas mayores de 50 años.  

Existe la duda razonable de si una cantidad excesiva de ácido fólico producto de las fortificaciones de los alimentos, pudieran provocar cáncer en la población por su papel en el crecimiento celular (las células, incluidas las tumorales, necesitan folato  para crecer y dividirse).

Una serie de estudios publicados recientemente con un tamaño de muestra amplio y cinco años de seguimiento, apuntan a que no existe un mayor riesgo de cáncer en los pacientes suplementados con ácido fólico de los que recibieron un placebo. De todos modos, el desarrollo de muchos cánceres requiere un número de años que puede estar entre 10 y 20, con lo cual 5 aún es poco para comprobar el efecto a largo plazo. Además, la complejidad de los estudios de Nutrición nos hace recomendar cautela, en un sentido o en el otro.

Repetimos lo que hemos dicho en otras ocasiones: Nada en exceso, la magistral frase del gran Epícteto.

Quede dicho que, potencialmente tan dañino como un exceso de ácido fólico a estos efectos, puede ser el exceso en el consumo de azúcares refinados y productos procesados por citar solo dos de los comestibles que encontramos en nuestras despensas en grandes cantidades. ¿El ácido fólico "alimenta" a las células tumorales? El azúcar también.

Primero, sería recomendable limpiar la despensa, después vigilar la compra (porque lo que se compra es lo que se consumirá) y ya entonces estaríamos en condiciones de ocuparnos de los estudios que se realizan en este sentido.
 
Y es muy bueno para prevenir las enfermedades de la época actual, acordarnos de los problemas de la época actual. No deberíamos olvidarnos de que hay miles de millones de personas en el mundo que pasan hambre. Nunca hubiéramos pensado que ahora algunas de ellas estarían en nuestras calles en el llamado Primer Mundo. Siendo solidarios vamos a estar más sanos. Un buen modo son los apadrinamientos, las ayudas a los Bancos de Alimentos y a otras ONGs que tan buena labor vienen haciendo.


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Fuentes: MedlinePlus
Aviso Importante: Toda la información mostrada procede de diferentes fuentes científicas y de la experiencia acumulada en el ejercicio de nuestra profesión, y tiene la finalidad de orientar en lo que puede hacer el estilo de vida y el uso de ciertas terapias naturales por tu salud. En ningún caso pretende reemplazar el consejo o la prescripción de un profesional de la salud. Es tu responsabilidad asesorarte y respetar el criterio de tu médico de cabecera y/o especialista en lo que se refiere al seguimiento de un tratamiento en particular o la adopción de una terapia natural complementaria o alternativa.

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