Según un estudio liderado por Chia-Fang Wu, de la Universidad Médica
de Kaohsiung, Taiwán (publicado recientemente en JAMA Internal Medicine), unas concentraciones más altas de melamina en la orina de los
pacientes estudiados se relacionan con su presencia en los tazones de
plástico.
El episodio más famoso sobre la melamina ocurrió en
2008, cuando se halló la sustancia de forma generalizada, y a niveles altos, en
la leche y la fórmula infantil que se administraban a los bebés en China.
¿Resultaría
nociva la melamina absorbida por el organismo a través de la comida? Según
Spaeth, director del Centro de Medicina Ocupacional y Medioambiental del
Hospital de la Universidad de North Shore en Manhasset, Nueva York, "hay
pocos datos sobre la salud humana como para caracterizar adecuadamente el
riesgo planteado por esa exposición". Sin embargo, apuntó, "los estudios
sobre la toxicidad de la melamina en los animales indican que la ingestión
puede provocar cálculos renales, daño renal, y que podría inducir al
cáncer". Estudios anteriores en niños y adultos, han relacionado las
exposiciones crónicas a dosis bajas de esta sustancia con un mayor riesgo de cálculos
renales.
¿Un
consejo? "Evite guardar la comida en envases plásticos y calentarlos en el
microondas" (Spaeth). Mientras se aclara, "no
es irracional intentar reducir la exposición a este compuesto". El mismo
consejo se aplica para otras sustancias químicas en nuestras cocinas, que se sospecha
que hacen daño a los humanos, como la dioxina, los ftalatos y el bisfenol-A
(del que ya hemos hablado en una entrada anterior).
Artículo relacionado:
FUENTE:
Kenneth Spaeth M.D., MPH,
director, Occupational and Environmental Medicine Center, Department of
Population Health, North Shore University Hospital, Manhasset, NY; JAMA
Internal Medicine, news release, Jan. 21, 2013.
Aviso Importante: Toda la información mostrada procede de diferentes fuentes científicas y de la experiencia acumulada en el ejercicio de nuestra profesión, y tiene la finalidad de orientar en lo que puede hacer el estilo de vida y el uso de ciertas terapias naturales por tu salud. En ningún caso pretende reemplazar el consejo o la prescripción de un profesional de la salud. Es tu responsabilidad asesorarte y respetar el criterio de tu médico de cabecera y/o especialista en lo que se refiere al seguimiento de un tratamiento en particular o la adopción de una terapia natural complementaria o alternativa.
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